"No creáis nada por el simple hecho de que muchos lo crean o finjan que lo creen; creedlo después de someterlo al dictamen de la razón y a la voz de la conciencia."
Puedo buscar decenas de razones para mis convicciones.
Un solo asunto como ejemplo:
Puedo pensar que con la violencia no vamos a ningún lugar:
- La violencia es el miedo a los ideales de los demás.
- Ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego.
- La violencia jamás resuelve los conflictos, ni siquiera disminuye sus consecuencias dramáticas.
- Para convatir un mal mayor
- En legitima defensa,
- Reaccionar ante la tiranía.
- Reparar un daño o incluso para un bien común.
Motivos para creer y obrar en consecuencia puedo sacarlos de un mínimo de raciocinio, tanto de un lado como para el otro.
Es lo que me ocurre para tomar la decisión de quererte o no. De seguirte o no. De quedarme o no.
Y ante semejante disyuntiva solo me queda lo más importante que es mi conciencia transformada en instinto.
Nuestra conciencia e instinto es creada y reafirmada por nuestra herencia, (como los ojos de tu padre o la nariz de tu madre), nuestras vivencias, nuestras conveniencias y circunstancias.
Es por esto que jamás veremos la misma realidad.
Es por esto que razones puedo buscar miles en mi memoria, pero lo que mi instinto de supervivencia reclama a mi conciencia son excusas, porque razones, motivos y convicciones puedo encontrar de cualquier color, forma o manera para amarte o no.
Ante la decisión me guiaré por el instinto de mi conciencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario